La Ciudad de Dios

San Agustín deja de manifiesto en su obra varios conceptos importantes como la  de Estado, de la vida de la ciudad, la esclavitud, la familia, las guerras, el poder, la riqueza, etc.

 

La Guerra

La Guerra es considerada por San Agustín como uno de los elementos que impiden que los hombres encuentren la felicidad, ya que estos siempre se encuentran condicionados en su vivir por el temor, la necesidad de defenderse y de matar a otros seres humanos, sean estos conciudadanos o enemigos.

 

La Familia

El ideal de familia de la ciudad debe ser de clase media, esta no debe ser rica debido a que el rico “vive angustiado y lleno de temores, consumido por los disgustos, abrasado de ambición, en perpetua inseguridad, nunca tranquilo” mientras que el pobre o de clase media “se basta con su fortuna; los suyos le quieren mucho, disfruta de una paz envidiable con sus parientes, vecinos y amigos; es profundamente religioso, de gran afabilidad, sano de cuerpo, moderado y casto en sus costumbre” (Libro IV, capitulo III, pp. 297).

 

Agustín propone que en las familias debe haber un orden y una paz, lideradas por el padre de familia, debido a que “la familia debe ser el principio y la parte mínima de la ciudad. Y como todo principio hace referencia a un fin en su género, y toda parte se refiere a la integridad del todo por ella participado, se desprende evidentemente que la paz doméstica se ordena a la paz ciudadana” (Capitulo XVI, Libro XIX, pp. 367)

 

Estado

Agustín deja de manera implícita que el Estado no debe tener una gran extensión, mas bien este debe ser pequeño y utilizar mejor sus capacidades. El autor utiliza el ejemplo de las dos familias, la rica y la pobre o de clase media, siendo esta última la mejor ya que la primera sería sólo apariencia y la segunda es en donde habría realmente felicidad.

 

El poder del Estado debe ser poseído por los buenos (el que adora a Dios y le rinde culto, y tiene una conducta moral intachable) en largos periodos y en los grandes dominios, no por beneficio de propio sino para beneficio de su súbditos. Al contrario, el reinado de los malos es negativo, primero para los mismos gobernantes, estos están más proclives a cometer delitos.

 

Justicia

En el capitulo IV (Libro III) Agustín realiza una analogía entre las bandas de ladrones y los reinos, teniendo como elemento común la falta o inexistencia de justicia, por consiguiente tenemos grupos de ladrones que roban, toman ciudades, entre otras, y tenemos reinos injustos que roban, toman ciudades, forman cuarteles, etc. En palabras simples un reino sin justicia es una banda de ladrones y una banda de ladrones con poder es un reino injusto. Como conclusión, es necesario que los reinos promueven y cultiven la Justicia en sus estados y ciudades.

 

Esclavitud

Agustín también escribe sobre la esclavitud como producto del pecado humano, ya que Dios había creado al hombre libre, sólo el hombre debía dominar a los seres irracionales de la tierra y no a los hombres. Agustín trasciende en su definición de la esclavitud más allá de la praxis de la esclavitud, busca los orígenes de esta que están ligadas a las guerras en donde los vencedores conservaban las vidas de sus enemigos, haciéndolos siervos. El hecho de una guerra aunque esta se considerara justa es condicionante para la aparición del pecado. También otro elemento de esclavitud es cualquier cosa a la cual uno se someta, a la que uno se deje vencer.

 

Agustín habla sobre la libertad de las personas. Pero no de un libertad jurídica, sino de una libertad procedida de Dios, ya que el que comete delitos (pecados) es el esclavo y el que es honrado, es libre aunque este sometido a la servidumbre. () San Agustín también escribe sobre la existencia de una ley natural (ley de Dios), contraria a la del pecado en donde los hombres no son esclavos y poseen la libertad, “en donde se aniquile toda soberanía y todo poder humano, y dios lo sea todo para todos” (Capitulo XV, libro XIX, pp. 366)

 

La Ciudad Terrena y la Ciudad Celestial

Para terminar es necesario exponer la problemática del capitulo XVIII del libro XIX entre la ciudad terrena y la sociedad celestial. Primera diferencia que establece es que la ciudad terrena y sus integrantes aspiran a los bienes temporales de la tierra, mientras que la sociedad celestial aspira a los bienes eternos.

Estas dos ciudades como no están en dos lugares distintos, sino se encuentran dentro de un mismo espacio comparten semejanzas pero con naturaliza distinta, como la necesidad de vivir en paz. En la ciudad terrena esta paz esta determinada por el orden y la obediencia de los ciudadanos y de los gobernantes, mientras que la sociedad celestial no aspira al mismo tipo de paz, sino a la paz eterna; pero por encontrarse en el mismo lugar de la ciudad terrena “en exilio”  o “en el destierro en este mundo”  también la busca, dado que la paz “es patrimonio común a las dos ciudades” (Capitulo XVIII, libro XIX, pp.368).

 

También Agustín hace la comparación de que la ciudad terrena inventa dioses de acuerdo a las partes del cuerpo, las estaciones del año, los sentimientos, el ganado, el clima, etc. Tantos dioses para cada situación de la vida. Mientras que la ciudad celestial tiene a un solo Dios para todo y todos, por lo mismo, esta ciudad en su trayecto va integrando a personas de distintas culturas y razas.

 

Finalmente la ciudad celestial cuando haya llegado a su destino, ya no vivirá una vida mortal, sino una vida “absoluta y ciertamente vital”  (Capitulo XVIII, libro XIX, pp.369).

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