La epistemología de Karl Popper


Dr. Jorge Vergara E.

Comenzaremos describiendo brevemente el positivismo que constituye la escuela social epistemológica prevalente en el ámbito de las ciencias naturales, hasta mediados del siglo pasado. El positivismo tiene antecedentes muy antiguos, pero puede decirse que el filósofo inglés David Hume del sigo XVIII puso las bases del desarrollo de esta forma de pensamiento con su argumentación empirista antimetafísica, su teoría crítica de la causalidad y a la inducción, la cual fue retomada por Popper.

El término “positivismo” fue aplicado por primera vez a las ciencias sociales por Saint Simón. Su principal discípulo fue Augusto Comte que ha sido el más importante filósofo positivista no sólo del siglo XIX, sino el pensador más influyente de la llamada “filosofía positiva”. Esta comprendía no sólo una filosofía de la ciencia, sino también una doctrina sobre la sociedad y normas para su reforma, de acuerdo a sus concepciones. Decía Comte que el término “positivo” es sinónimo de lo real, opuesto a lo quimérico, y se aplica a aquellas investigaciones “verdaderamente accesibles a nuestra inteligencia”, y no de los “impenetrables misterios” a cuales se abocó en las épocas pasadas. Como sabemos, Comte poseía una filosofía de la historia según la cual la humanidad había pasado de una época teológica, a una segunda etapa metafísica hasta llegar a la actual de carácter científico y positivo. Por ello, podría decirse que el positivista es agnóstico en el terreno religioso y escéptico respecto a la metafísica.

La segunda manifestación más importante del positivismo es el llamado “neopositivismo”, “positivismo lógico”, o “empirismo lógico”. La primera y más importante escuela positivista de filosofía de las ciencias, en los primeros decenios del siglo veinte, fue el Círculo de Viena, cuya concepción de la ciencia sigue teniendo alguna influencia. En dicha escuela se une el empirismo, y actitud antimetafísica, especialmente de Hume, y la lógica formal simbólica. Ha tenido una notable influencia, pues aún, pese a la crítica de Popper, se puede encontrar su presencia en libros de ciencia.

Según Moritz Schlick, que ha sido considerado el fundador de esta corriente, los principios fundamentales del positivismo son: (a) la concepción de que la significación de cualquier enunciado está contenida “en su verificación por medio de lo dado” (Ferrater- Mora p. 2850, ed. 2001. Ed. Ariel); (b) esto no significa que sólo lo dado es real; (c) no se niega la existencia del mundo real y se atiende a “la significación empírica de la existencia” (Ibíd); (c) lo empírico es lo real, “sólo podemos registrar lo que se manifiesta a nuestra experiencia; nuestros sentidos constituyen el único origen de nuestro conocimiento” (Glavich y otros, p. 45 y 47), todo saber abstracto es una ordenación de datos experimentales; (d) oposición a toda forma de metafísica.

Por su parte, Glavich y otros, han destacado otros dos principios significativos: (e) negación de valor cognoscitivo de enunciados normativos y valorativos, pues los primeros no afirman ni niegan, por tanto no pueden ser verdaderos ni falsos, y los segundos son sólo preferencias individuales, productos de nuestra acción arbitraria; (f) la unidad fundamental del método de las ciencias, los accesos a todo tipo de saber natural o social son los mismos, y la física, y en general las ciencias naturales, son el modelo de todas las ciencias, con ello se reduce la razón a la ciencia, o dicho de otro modo, la razón científica es la única posible.

Karl Popper (1902-1984) fue uno de los principales filósofos de la ciencia del siglo pasado. De nacionalidad austriaca fue contemporáneo del Círculo de de Viena. Dada su orientación positivista compartía muchos de sus principios, sin embargo, no estaba de acuerdo con aspectos centrales de su concepción de la ciencia, y desarrolló su teoría como respuesta a dicha concepción, en su obra principal La lógica de la investigación científica, de 1934. Los cuatro principios centrales cuestionados por Popper fueron las tesis de que: (g) El principal método de las ciencias empíricas es el inductivo; (h) es necesario “demarcar” (establecer las diferencias fundamentales) entre los enunciados científicos de los que no lo son, especialmente de los metafísicos mediante la estructura de los enunciados; (i) la ciencia debe "verificar" sus enunciados universales mediante observaciones y experimentos; (j) la historia de la ciencia tiene un desarrollo acumulativo. Las nuevas hipótesis y teorías que se verifican se unen a las ya verificadas, y así se expande y profundiza el conocimiento científico.

Se expondrá, brevemente, la crítica a la inducción de Popper, la cual podría decirse que es la base de toda su epistemología. Reichenbach, un epistemólogo alemán ligado al Círculo de Viena decía que "la totalidad de la ciencia acepta sin reserva el principio de la inducción, y nadie puede dudar de este principio en la vida cotidiana"(cit. Popper 1934: 28). Popper señala que "es corriente llamar "inductiva" a una inferencia cuando pasa de enunciados singulares (llamados, a veces, enunciados "particulares"), tales como la descripción de resultados de observaciones y experimentos, a enunciados universales, tales como hipótesis y teorías” (Ibíd: 27). La diferenciación de enunciados universales y singulares proviene de la lógica aristotélica, cada uno de los cuales puede ser afirmativo o negativo. Los universales tienen la estructura "todos (y cada uno) de los S(ujetos) son P(redicados)" en los afirmativos, y "Ningún S es P" de los negativos. Los singulares afirmativos tienen la estructura "algún(os) S es P", y los negativos "algún(os) S no es P".

Los lógicos escolásticos denominaron A e I, a los enunciados afirmativos empleando las vocales de la palabra latina affirmo, y E y O a los negativos a partir de la palabra nego. Las relaciones entre los cuatro tipos de enunciados se muestran en el siguiente cuadro:




Son contrarios entre sí los enunciados universales que tiene el mismo sujeto y predicado (A-E; E-A), el primero afirma que todos y cada uno de los S son P y lo el otro lo niega. La verdad de uno implica la falsedad del otro, pero la falsedad de uno de ellos no implica la verdad del otro.

Son subcontrarios los particulares entre sí (I-O) (O-I). En ese caso, la verdad de uno no implica la falsedad del otro, pero la falsedad de uno de ellos implica la verdad del otro.

Son contradictorios los enunciados universales en relación a los particulares de signo opuesto (A-O; O-A; E-I; I-E). En este caso, la verdad de uno implica la falsedad del otro, y viceversa. Por ejemplo, si es verdad el enunciado universal que dice que “todos los hombres son mortales”, entonces es falso el particular contradictorio que dice que “algunos hombres no son mortales (es decir, son inmortales)”. Si es verdad el enunciado que dice que “ninguna máquina es de movimiento perpetuo”, es falso el enunciado particular “algunas máquinas son de movimiento perpetuo”

Son superordinadores los universales respecto a los particulares de su mismo signo (A-I; E-O). En este caso, de la verdad del universal se infiere deductivamente la verdad del particular, de acuerdo al principio lógico que lo que vale para la parte vale para el todo. Sin embargo, de la falsedad del universal no permite inferir la falsedad del singular, pues éste puede ser verdadero o falso (Siendo falso que "todos los chilenos son santiaguinos", no es falso que "algunos chilenos son santiaguinos"). En otros casos, la falsedad del universal coincide con la del singular de su mismo signo. (Por ejemplo, es falso que "todos los hombres son aves", y también es falso "algunos hombres son aves").

Los particulares son subordinados respecto a los universales de su mismo signo (I-A; E-O). De la verdad del particular no se puede inferir lógicamente la verdad del universal respectivo. Por ejemplo, si es verdad que "algunos gansos son blancos", nada podernos inferir nada respecto a todos los gansos. Sin embargo, si es falso el particular se puede inferir la falsedad del universal contradictorio. Si es falso que "algunos gansos son blancos", es falso también que "Todos los gansos son blancos". El problema práctico es lograr probar la falsedad de un particular.

Desde estos análisis, se muestra que para la lógica deductiva la inducción sería un procedimiento incorrecto, pues intentaría probar la verdad de un universal infiriéndola de la verdad de los enunciados particulares del mismo signo. La inducción opera mediante generalización, desde " algunos S son P" se intenta inferir "Todos los S son P". Como sabemos, todas las observaciones y experimentos sólo pueden producir enunciados singulares, porque no se puede observar y experimentar con todos, sino sólo con algunos elementos de un conjunto de muchos elementos, como lo son los de las estrellas, las células, los átomos, las sociedades, los mercados y otros, que son los objetos de las ciencias empíricas. La excepción la constituyen los conjuntos de pocos elementos que pueden ser observados.

Señala Popper, que las hipótesis y las teorías siempre son enunciados universales, pues se refieren a conjuntos de múltiples elementos. Ya Aristóteles decía que la ciencia era siempre ciencia de lo general. No se puede hacer una biología para estudiar aquel singular árbol de espino plantado en los jardines de esta Facultad, sino que la biología estudia todos los árboles qué hubo, hay y habrá. Más aún, la biología como lo dice su nombre es el estudio de todos los seres vivientes, no sólo de los árboles. El principio de gravitación universal es un excelente ejemplo de una hipótesis científica puesto que se refiere a todas las partículas del universo que hay, hubo y habrá en el futuro.

En su libro La lógica de la investigación científica de Popper encontramos una brillante refutación de la teoría inductivista. Hay que distinguir dos aspectos del problema: el psicológico y el lógico. Desde la perspectiva psicológica, la inducción es un hábito intelectual que podría decirse es necesario para orientarse en la vida cotidiana, en la cual necesitamos tener criterios generales para orientarnos y tomar decisiones, en los más diversos temas. La inducción, también, está a la base de la formación de nuestros prejuicios, por ello que se hace necesario estar conciente de sus limitaciones, puesto que experiencias negativas con personas que poseen ciertas características comunes no implican que todos los miembros de ese grupo, sector, clase, organización o nacionalidad compartan dichas características negativas.

"Desde un punto de vista lógico -escribe Popper-, dista mucho de ser obvio que estemos justificados a inferir enunciados universales, partiendo de enunciados particulares por elevado que sea su número; pues cualquiera conclusión que saquemos de este modo corre el riesgo de resultar un día falsa” (Ibíd: 27). En cambio, con el razonamiento deductivo se obtiene consecuencias verdaderas si las premisas lo son. El enunciado universal que se obtiene por generalización puede ser falso, porque "lo que se dice de la parte, no se dice, necesariamente, del todo". Si hemos realizado muchas observaciones de gansos y en todas ellas hemos visto que su color es blanco, esto no implica que todos los gansos lo sean.

Se podría responder a la pregunta por la validez de un enunciado universal obtenido por inducción, diciendo que se sabe por experiencia que es verdadero. Esta respuesta no resuelve el problema, pues como se ha mostrado la experiencia, sea por observación o experimento, se refiere siempre a casos singulares. Como se decía, no podemos tener experiencias de todas las células que hay, hubo o habrá en el universo.

Sigue diciendo Popper que para justificar las inferencias inductivas se necesitaría encontrar o establecer "un principio de inducción" que permitiera "presentar dichas inferencias de una forma lógicamente aceptable. Según Reichenbach la inducción es el "principio que determina la verdad de las teorías científicas, eliminarlo de la ciencia significaría nada menos que privar a ésta de la posibilidad de decidir sobre la verdad o falsedad de las teorías" (cit. por Popper, op.cit.: 28).

Tal principio no podría ser "una verdad puramente lógica, como una tautología o un enunciado analítico. Si existiera no habría problema de la inducción, pues en tal caso todas las inferencias inductivas (serían) transformaciones lógicas, lo mismo que ocurre con las inferencias de la lógica deductiva" (Ibíd 28). Se llama tautología a una proposición compleja compuesta de proposiciones simples, la cual es siempre verdadera por su forma lógica. Por ejemplo, e! razonamiento llamado modus ponens que dice que si tengo un condicional verdadero, formado de dos proposiciones simples, y es verdadera también su primera proposición, llamada antecedente, entonces, en conclusión, es verdadera la segunda proposición llamada consecuente: ((p entonces q) ^ p) entonces q. Esta postura coincide con la lógica matemática bivalente, en la cual toda proposición, sea simple o compleja, debe ser verdadera o falsa. En la interpretación histórica se usa bastante este tipo de razonamiento. Por ejemplo: "Si Hobbes logró crear, por primera vez, una filosofía sobre el hombre y la sociedad consistentemente mecanicista, entonces, podemos decir que es uno de los fundadores de la filosofía moderna. Efectivamente, su filosofía cumple dicha condición, por tanto, es legítimo considerarlo uno de los fundadores de la modernidad filosófica". Ahora bien, los enunciados analíticos son aquellos en que el concepto del predicado está contenido en la idea del sujeto, o explícita una idea o aspecto del mismo. Por ejemplo, dice Kant: "todos los cuerpos son extensos (ocupan un lugar en el espacio)", pues la idea de extensión está contenida en la idea de cuerpo. Estos enunciados son siempre verdaderos, porque se podría decir que lo que vale para el todo vale para la parte.

Si, como lo ha mostrado Popper, las inferencias inductivas no son legítimas lógicamente, entonces los enunciados universales que constituyen las hipótesis no son verificables empíricamente. Debemos admitir en las ciencias empíricas enunciados no verificables, pero si contrastables con la experiencia, "El criterio de demarcación no es el de la verificabilidad, sino el de la falseabilidad" (Ibíd: 40), tanto de hipótesis como de teorías. Es decir, todo enunciado universal científico debe ser susceptible de ser sometido a pruebas, las cuales pueden mostrar que son falsos, y con ellos quedan excluidos de la ciencia, o bien que continúan vigentes. Sin embargo, nunca podríamos probar que son verdaderos. Dicho de otra manera, y haciendo una analogía con las novelas policiales, en este discurso los enunciados universales o se muestra que son culpables de falsedad o siempre son sospechosos de serlo. Nunca se puede llegar a probar que son inocentes, es decir verdaderos. Sólo los enunciados singulares pueden ser verdaderos. Por ejemplo, es verdad que "los alumnos de este postgrado son responsables y tienen muy buena asistencia". Los enunciados universales "no son jamás deductibles de enunciados singulares, pero sí pueden estar en contradicción con estos últimos" (Ibíd: 41).

Supongamos, siguiendo un ejemplo de Popper, que puede formularse la hipótesis que "todos los gansos son blancos", y éste es un enunciado universal. Para refutarlo me basta probar la verdad del contradictorio, es decir del singular negativo: "algún ganso no es blanco", no importa de cual color sea. La verdad de un contradictorio implica la falsedad del otro "(O(V) entonces A(F)". En el caso del universal negativo sucede lo mismo. Si afirmo la hipótesis: "No existe ninguna máquina de movimiento perpetuo"(E), y alguien o yo mismo logro construir o mostrar que existe sólo una máquina de este tipo: “Existe una máquina de movimiento perpetuo", entonces mi hipótesis es falsa: "I(V)entonces E(F)".

Popper cita y refuta la opinión de Reichenbach que "la totalidad de la ciencia acepta sin reservas el principio de la inducción". Desde Sócrates sabemos que el hecho de que una opinión sea compartida por todos o por la mayoría no es prueba de su verdad. La respuesta de Popper es que suponiendo que tuviera razón "la totalidad de la ciencia" podría estar equivocada. Si aún se continuara afirmando que sabemos por experiencia que el principio de la inducción es verdadero, el cual no puede ser sino un enunciado universal válido para todas las inducciones, necesitaríamos “un principio de inducción de orden superior, y así sucesivamente. Esto lleva a una regresión infinita” (Ibíd: 29). Popper concluye que las dificultades para encontrar un principio de inducción son insuperables.

Otra posibilidad sería la de plantear una postura de inductivismo débil, el cual reconoce que las inferencias inductivas “aún no siendo “estrictamente válidas” son “inferencias probables” (Reichenbach cit. por Popper: 29). Pero, tal proceder sostiene Popper "tendrá que justificarse invocando un nuevo principio de inducción, modificado convenientemente; el cual habrá de justificarse a la vez" (Ibíd).

Frente al fracaso de las teorías inductivistas, Popper propone su teoría del método deductivo de contrastar: una hipótesis sólo puede contrastarse empíricamente después que ha sido formulada"(Ibíd). Se elabora o se crea una nueva hipótesis o teoría. Se extraen de ella, deductivamente, conclusiones que se comparan con otros enunciados con el objeto de hallar relaciones lógicas, Popper establece cuatro procedimientos para contrastar, o poner a prueba, una teoría: (a) la comparación lógica entre las conclusiones para saber si el sistema es coherente; (b) después se estudia la forma lógica del sistema "para determinar si es una teoría empírica o una tautología”; (c) se la compara con otras teorías "para averiguar si constituiría un adelanto en caso que sobreviviera a las distintas contrastaciones a que la sometemos" y (d) y, debemos "contrastarla por medio de la aplicación empírica de las conclusiones que pueden deducirse de ella" (Ibíd: 32). Estas son las "predicciones" que deben ser fácilmente contrastables o aplicables tecnológicamente. "Si las conclusiones singulares resultaran ser aceptables, o verificadas, la teoría a que nos referimos ha pasado con éxito las contrastaciones, por esta vez no hemos encontrado razones para desecharlas". Si el resultado es negativo, si las conclusiones han resultado falseadas (refutadas), esta falsación (refutación) revela que la teoría de la que se han deducido lógicamente también es falsa. (Ibíd).

Para el deductivismo popperiano la contrastación o puesta a prueba de las teorías es siempre indirecta. El enunciado universal, sea hipótesis o teoría, no se pone a prueba directamente, sino las consecuencias que se han deducido del mismo. Por ejemplo, si mi hipótesis es que las aves migratorias, en sus largos viajes, se orientan exclusivamente por el recuerdo de accidentes geográficos o cambios en el océano (islotes, diferencia de colores de las corrientes, etc.), entonces, una conclusión posible sería que si impidiéramos ver a todos los miembros de una bandada de estas aves, entonces no podrán orientarse y se perderán. Podríamos realizar un experimento cubriendo la cabeza de ese grupo de aves con una capucha que les impida ver y que no puedan sacarse, y formularíamos la predicción que no llegarán a la zona de término de su viaje.

Si dichas aves no llegan, entonces nuestra hipótesis ha sobrevivido, por ahora, a nuestro intento de refutarla, y sigue siendo una hipótesis vigente. En cambio, si dichas aves llegan a destino, entonces esta hipótesis ha sido refutada y debe ser excluida de los enunciados científicos. El esquema lógico es éste: "esta hipótesis implica una conclusión y predicción, y ésta última fue refutada (por el experimento), entonces el antecedente, que es la hipótesis ha mostrado su falsedad. Este argumento deductivo se llama modus tollens, y su esquema es “((p entonces q) ^ -q) entonces -p”.

Una de las características constantes del pensamiento positivista es su pretensión de crear un discurso verdaderamente científico que excluya de la ciencia todo enunciado metafísico. El Círculo de Viena estableció un criterio de demarcación entre enunciados metafísicos y científicos, según el cual se reconocía "únicamente como científicos o legítimos los enunciados que son reductibles a enunciados elementales o "atómicos", a juicios de percepción" (Ibíd: 34). Popper critica la postura del Círculo de Viena y del filósofo Wittgenstein, muy cercano a esta escuela, pues se basa en una postura empirista e inductivista. “Los positivistas con sus ansias de aniquilar la metafísica, aniquilan justamente con ella la ciencia natural. Pues, tampoco las leyes científicas pueden deducirse lógicamente a enunciados elementales de experiencia” (Ibíd). Propone un criterio de demarcación de carácter convencional que requeriría un acuerdo que se basa en un concepto de ciencia empírica que debería satisfacer tres condiciones: (a)deberá estar constituido de enunciados sintéticos que "puedan representar un mundo no contradictorio, posible"; (b) debe satisfacer el criterio de demarcación "no será metafísico, sino representará un mundo de experiencia posible" (Ibíd: 59); (c) "es menester que sea un sistema que se distinga de otros sistemas semejantes por ser el que más represente nuestro mundo, por el hecho de que se le ha sometido a contraste y ha resistido las contrastaciones" (Ibíd).

El criterio de demarcación de la lógica inductiva requiere que lodos los enunciados, sean universales o singulares, sean "decidibles de modo concluyente", y han de tener una forma tal que sea lógicamente posible, tanto verificarlos como falsearlos. Así, dice Schlick: "un autentico enunciado tiene que ser susceptible de verificación concluyente"(Ibíd: 39). Es decir, debe corroborar su verdad, su adecuación a la realidad que intenta describir o explicar, mediante rigurosas observaciones y experimentos. Los enunciados que han sorteado estas pruebas se consideran “verificados”. Se afirma, asimismo, que hay experiencias cruciales que permitirían discriminar si un enunciado es verdadero o falso

Esta postura coincide con la lógica matemática bivalente, en la cual toda proposición, sea simple o compleja, debe ser verdadera o falsa. Si, como lo ha mostrado Popper, las inferencias inductivas no son legítimas lógicamente, entonces los enunciados universales que constituyen las hipótesis no son verificables empíricamente. Debemos admitir en las ciencias empíricas enunciados no verificables, pero si contrastables con la experiencia, "El criterio de demarcación no es el de la verificabilidad, -sino el de la falseabilidad" (Ibíd: 40), tanto de hipótesis como de teorías. Es decir, todo enunciado universal científico debe ser susceptible de ser sometido a pruebas, las cuales pueden mostrar que son falsos, y con ellos quedan excluidos de la ciencia, pero nunca se puede probar que son verdaderos.

Dicho de otra manera, y haciendo una analogía con las novelas policiales, en este discurso los enunciados universales o son culpables de falsedad o siempre son sospechosos de serlo. Nunca se puede llegar a probar que son inocentes, es decir verdaderos. Sólo los enunciados singulares pueden ser verdaderos. Por ejemplo, es verdad que "los alumnos de este postgrado son responsables y tienen muy buena asistencia". Los enunciados universales "no son jamás deductibles de enunciados singulares, pero sí pueden estar en contradicción con estos últimos" (Ibid: 41). Supongamos, siguiendo el ejemplo de Popper, que elaboro la hipótesis que "todos los gansos son blancos", es decir un enunciado universal. Para refutarlo me basta probar la verdad del contradictorio, es decir del singular negativo: "algún ganso no es blanco", no importa de cual color sea. La verdad de un contradictorio implica la falsedad del otro "(O(V)entonces A(F)". En el caso del universal negativo sucede lo mismo. Si afirmo la hipótesis: "No existe ninguna máquina de movimiento perpetuo"(E). Si logro construir o mostrar que alguien construyó una máquina de este tipo, por tanto si es verdad que “existe una máquina de movimiento perpetuo"(I), entonces mi hipótesis es falsa: "I(V)entonces E(F)".


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